Una de las materias primas para cosméticos más utilizadas desde hace varias décadas es el triclosán. Desarrollado en los años 60, es un antimicrobiano de amplio espectro que inhibe el crecimiento de bacterias y hongos, por lo que su primer uso fue como antiséptico y desinfectante en los hospitales para reducir el riesgo de infecciones en quirófanos y en productos para desinfectar las manos.
El triclosán es uno de los antibacterianos más utilizados en productos como shampoo, pastas dentales, pastas dentales, enjuagues bucales, jabones, lavatrastes, desodorantes, talco para pies, telas, zapatos, entre otros productos para cuidado del hogar y de uso personal.
Gracias a sus propiedades antibacterianas, también es uno de los conservadores más utilizados. Actualmente se encuentra presente en más de dos mil productos de consumo y, junto con su uso, la polémica por sus posibles efectos se ha incrementado.
Los efectos del triclosán llevan mucho tiempo siendo analizados por diversas entidades; el Comité Científico para la Seguridad del Consumidor de la Comisión Europea (SCCS) ha recomendado utilizar una concentración máxima del 0,3 % en productos cosméticos como pastas dentales, jabones corporales y de manos, gel de ducha, desodorantes, maquillaje, polvo compacto, jabones antiacné, productos para la higiene de uñas previa a la manicura. En enjuagues y pastas dentales, la concentración máxima de triclosán es del 0.2%, ya que en es de gran ayuda para el tratamiento de la gingivitis bacteriana.
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La agencia americana FDA ha estudiado este ingrediente con el fin de determinar su utilidad, seguridad e impacto al medio ambiente al utilizarlo como pesticida. Los estudios actuales señalan que en la dosis recomendada, el triclosán no es tóxico, es inodoro, no irrita la piel ni los ojos y es muy eficaz combatiendo las bacterias, por lo que elimina los malos olores. Esta última cualidad lo ha convertido en un producto muy utilizado para elaborar desodorantes, jabones y talcos antimicóticos.
En los últimos años se ha difundido información alarmista a través de redes sociales, acusando a productos que contienen triclosán de causar enfermedades con el fin de desvirtuar su uso y confundir al consumidor. Sin embargo, como anteriormente mencionamos, al respetar las concentraciones recomendadas en cada producto, se pueden aprovechar las cualidades de conservación y antibacteriales sin causar riesgos a la salud.
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